"Los medios de comunicación son la entidad más poderosa de la Tierra. Ellos tienen el poder de hacer culpable al inocente e inocente al culpable y éste es el poder. Porque ellos controlan la mente de las masas." (Malcolm X)

jueves, 20 de marzo de 2014

Libros que vamos a leer este año

Los lulus (Los días del Venado)
Hola a todos y a todas.
A continuación les presento la lista de los libros que vamos a usar este año. El primero y el que siempre tienen que traer a clase es el de trabajo:
Autores varios, Prácticas del lenguaje 2, "Huellas", Buenos Aires, Estrada, 2013.
Viene con un librito más pequeño que se llama "Saber hacer". No olviden reclamarlo.

Las novelas que vamos a trabajar durante el año son:
Bodoc, Liliana, El rastro de la canela, Buenos Aires, Norma, 2012
Sutcliff, Rosemary; Las aventuras de Ulises. La historia de la Odisea, Barcelona, Vicens Vives, 2011.
Birmajer, Marcelo; El alma al diablo, Buenos Aires, Norma, 1995
Ulises y las sirenas
Bodoc, Liliana, Los días del venado, Buenos Aires, Norma, 1999
Por último, la obra de teatro:
Casona, Alejandro, Prohibido suicidarse en primavera 
Además, iremos agregando cuentos, canciones y poemas a lo largo del año.
Hasta la próxima.

domingo, 16 de marzo de 2014

"El cuentista", Shrek y la literatura para chicos

Para establecer relaciones con el cuento de Saki que leímos en clase, "El cuentista", les dejo acá algunos fragmentos de la película Shrek, dirigida por Andrew Adamson y Vicky Jenson. Shrek es un film de animación que fue estrenado en el año 2001 y constituye una muy divertida parodia del universo de los cuentos de hadas y sus personajes más conocidos. 
Encontrarán, además, algunas consignas para reflexionar acerca de la relación entre las historias y el universo infantil.

El argumento consiste básicamente en lo siguiente:
Hace mucho tiempo, en una ciénaga vivía un ogro llamado Shrek que vivía tranquilamente su vida en absoluta soledad. Pero un día, empiezan a invadirlo personajes de cuentos que han sido expulsados de sus territorios por el malvadísimo Lord Farquaad.
Para recuperar su terreno, hace un pacto con Lord Farquaad y emprende el viaje para rescatar a la bellísima princesa Fiona para entregársela como novia al lord. En esta aventura lo acompañará un burro muy charlatán al que Shrek, acostumbrado al silencio, tendrá que soportar contra su voluntad.


1. ¿Qué personajes de los cuentos tradicionales más conocidos reconocieron en este fragmento?
2. ¿Qué relación encuentran con los cuentos que la tía y el solterón les cuentan a los niños en "El cuentista"?

¿Qué personajes conocidos aparecen en esta escena y cuáles son las características de cada uno de ellos?
¿Cómo es el "príncipe" tanto física como emocionalmente y en qué se diferencia de los príncipes que todos conocemos de los cuentos de hadas?
¿Cómo aparece la crueldad en esta escena y en "El cuentista" de Saki? ¿Por qué creen que los chicos se entusiasman y divierten más con este tipo de relatos que con los tradicionales?


¿Qué imagen de "princesa" representa y sostiene Fiona en esta escena?
¿Cómo se muestra Shrek frente a la fantasía de la princesa?

CONSIGNA:
Teniendo en cuenta las preguntas (que sólo están a los efectos de guiar la reflexión), utilicen los comentarios para reflexionar y discutir acerca de qué función debería cumplir la literatura en relación con el mundo infantil: ¿Está mal que la literatura enseñe y muestre modelos a seguir? ¿Cómo deberían ser esos modelos? ¿Conocen cuentos para chicos que promuevan el sexismo, la sumisión, la obediencia o el modelo de belleza como valor a seguir? ¿Qué otros modelos deberían aparecer en los cuentos para chicos y chicas? ¿Está mal que no se promueva  modelo alguno y se haga literatura con el único propósito de entretener o de causar placer estético? Escriban un texto breve y justifiquen o ejemplifiquen sus opiniones con alguno de estos fragmentos, con el cuento de Saki o con cualquier otro cuento o película que les sirva para la reflexión. 
Escriban comentarios de no más de 100 palabras.

Como bonus track les dejo esta hermosa canción, "El ogro y la bruja" de Rubén Goldin, del grupo Los rosarinos para ilustrar la tarea:


¡Los espero ansiosa para disfrutar leyendo sus comentarios!

jueves, 13 de marzo de 2014

Acuerdo de convivencia

Para tener presente...



Los alumnos y las alumnas deberán imprimir el siguiente documento, firmarlo y hacerlo firmar por sus padres o tutores. Luego, deberán colocarlo en la carpeta donde permanecerá a lo largo del año.

TERCER AÑO
PRÁCTICAS DEL LENGUAJE
PROFESORA LAURA ESPONDA
http://practicasdellenguajedos.blogspot.com
NORMAS DE CONVIVENCIA 2014
Las normas de convivencia pautadas para la materia han sido discutidas y consensuadas a principio de año con los alumnos y las alumnas, quienes, en interacción con la docente, han estado de acuerdo con los siguientes principios:
  1. Es injusto que quienes trabajan obtengan las mismas calificaciones que quienes no trabajan.
  2. No pueden alcanzar los mismos resultados quienes se esfuerzan en sus tareas que quienes no proceden de este modo.
  3. Es absolutamente necesario respetar los turnos de conversación y los derechos de los compañeros para que el proceso de enseñanza y de aprendizaje se desarrolle en un ámbito ameno de tolerancia y participación democrática propicio para el intercambio didáctico.
  4. Durante las clases, habrá momentos en los que será absolutamente necesario prestar atención y otros en los que los alumnos y las alumnas podrán relajarse y trabajar en equipo. Es necesario distinguir unos momentos de otros y comportarse según las necesidades del momento.
  5. Es injusto que todo el grupo sea castigado por el comportamiento inadecuado de un alumno o alumna o de un grupo de ellos.
  6. El espacio del aula es un lugar de encuentro, de convivencia y de trabajo. Sólo en un espacio ordenado, puede ordenarse el pensamiento y sólo en un ambiente ordenado, el cuerpo podrá disponerse para el trabajo. Por lo tanto, la distribución de los bancos dependerá de la actividad que se desarrolle en el momento, sin embargo, en general, los alumnos se sentarán en filas de a dos sin excepciones. Para predisponer el cuerpo para el trabajo se evitarán posturas que inviten a la desconcentración o al descanso como apoyarse contra la pared o recostarse en el banco.
En función del cumplimiento de los principios anteriormente expuestos, se establecieron las siguientes normas para la convivencia y para un buen desempeño en el proceso de enseñanza y de aprendizaje:
A. En relación con la entrega de trabajos:
  1. Los alumnos y las alumnas se comprometen a entregar sus trabajos en tinta, sin tachaduras ni asteriscos, con buena caligrafía y prolijidad, mientras que la docente se compromete a ser minuciosa en la corrección y estar atenta a las dudas de los estudiantes. No se aceptarán trabajos vía e-mail.
  2. El alumno o la alumna que no entregue su trabajo en la fecha acordada, podrá entregarlo a la clase siguiente, pero se le bajarán 2 (dos) puntos en la calificación final. De no hacerlo en ese plazo, se le colocará un 1(uno) que se promediará con la nota que se saque si entrega el trabajo en el lapso de una semana.
  3. Los alumnos y las alumnas tienen la obligación y el derecho de REHACER los trabajos para reparar en el error y mejorar, de este modo, el aprendizaje y la calificación obtenida. Todos los estudiantes que rehagan en el lapso de una semana satisfactoriamente el trabajo desaprobado obtendrán la calificación de 7 (siete).
  4. Los estudiantes serán evaluados por su trabajo clase a clase ya sea a través de la observación o de la entrega de las tareas del día. En el caso de que el alumno no entregue la tarea del día si le fuere solicitada, recibirá un 1(uno) por trabajo en clase, que se promediará con las otras notas de trabajo en clase que obtenga a lo largo del trimestre.
  5. Será considerado un hecho grave, la copia o plagio de trabajos. Tanto el alumno o alumna que presta el trabajo como el o la que lo pide prestado será castigado con un 1 (uno). Dichos estudiantes tendrán la oportunidad de volver a entregar el trabajo en el término de una semana. La nota que se saquen se promediará con la nota anterior.
  6. En caso de ausencia, el alumno o la alumna debe pedir el material trabajado en clase a algún compañero o consultarlo vía blog del aula (http://practicasdellenguajedos.blogspot.com) y presentarse a la clase siguiente con el material copiado en la carpeta. En caso de que sea una fecha de entrega, deberá enviar dentro de lo posible, el trabajo por algún familiar o compañero o compañera. De no poder hacerlo, podrá subirlo a su blog personal o carpeta digital.
B. En relación con los exámenes:
  1. Las fechas serán acordadas entre la docente y los estudiantes. Una vez acordadas, serán inamovibles.
  2. Los estudiantes no podrán pedir material prestado, es decir, deberán traer sus propias hojas, lapiceras, goma, etc.
  3. Los alumnos y las alumnas deberán sentarse de a dos en filas ordenadas y no se permitirá conversar durante el período de examen. En caso de que esto ocurriere, en primer lugar, se le advertirá al alumno acerca de su conducta. En caso de reincidencia, se le bajará un punto y, si insistiere, se procederá a retirar el examen.
  4. En caso de que la mitad de los estudiantes obtengan resultados inferiores a 7 (siete) puntos en un examen, se volverá a explicar el tema y se volverán a evaluar dichos contenidos a los alumnos y alumnas desaprobados. Del mismo modo, aquellos estudiantes que en las evaluaciones de resolución de problemas (no, en las de estudio) obtenga menos de 7 (siete) puntos, tendrán derecho a un compensatorio que le permita la oportunidad de revisar los conceptos y levantar la nota.
C. En relación con la necesidad de tener el material para trabajar en clase:
  1. El alumno que no tenga su material para trabajar en clase[1], recibirá una cruz en la libreta de calificaciones. Cuando llegue a las tres cruces, se le colocará un 1 (uno). Las cruces serán borradas cuando termina el trimestre. Además, deberá realizar una tarea referente al tema trabajado en clase para asegurar el aprendizaje de los contenidos estudiados.
D. En relación con los turnos de conversación y el respeto por la palabra y los derechos del otro:
  1. El alumno que impida la buena comunicación en clase (conversación con el compañero, interrupciones constantes, molestar a alguno de sus pares, pararse sin permiso, etc.) recibirá en primera instancia un llamado de atención. Luego, se le pedirá que realice una tarea relacionada con el tema del día o de reflexión acerca de la importancia de una buena convivencia o que prepare un tema para desarrollar oralmente ante sus compañeros. Esta "tarea- castigo" apunta a que el alumno o la alumna reciba una experiencia de aprendizaje y no sólo un castigo vacío de contenido y desprovisto de sentido social. Esta tarea no recibirá calificación pero sí será sancionada con un 1 (uno) si no se realiza.

Firma del alumno:

Firma del padre:

Aclaración:



[1] Se entiende por material para trabajar en clase: útiles escolares, hojas rayadas, libros, carpeta, etc.

sábado, 8 de marzo de 2014

El cuentista

Para la próxima clase deben traer impreso este cuento de Saki (pueden leer acerca de este peculiar autor acá). Pueden copiarlo y pegarlo en Word, achicarle o agrandarle la letra o darle el formato que ustedes quieran para traer a clase. Eso sí, no le quiten las marcas (subrayados, resaltados) porque van a precisarlas para el trabajo en clase. 

El cuentista (1)
Saki
Era una tarde calurosa, y en el compartimento de ferrocarril el aire se volvía sofocante. Faltaba casi una hora para llegar a Templecombe, la próxima estación. Ocuparon el compartimento dos niñas, una menor que la otra, y un niño, acompañados de una tía ubicada en un extremo del asiento; y enfrente, en el otro extremo, había un solterón que no formaba parte del grupo, lo cual no impidió que los niños se instalaran en su asiento. Tanto la tía como los niños practicaban ese tipo de conversación limitada, persistente, que hace pensar en las atenciones de una mosca que no se desalienta por más que la rechacen. Aparentemente la mayor parte de las observaciones de la tía comenzaban con "No debes", y casi todas las observaciones de los niños con "¿Por qué?" El solterón no manifestó en alta voz lo que pensaba.
—No debes hacerlo, Cyril, no lo hagas —exclamó la tía, mientras el niño golpeaba los almohadones del asiento levantando con cada golpe una nube de polvo.
—Ven y mira por la ventana —añadió la tía.
El niño obedeció de mala gana.
—¿Por qué sacan a esas ovejas de ese campo? —preguntó.
—Supongo que las llevan a otro campo donde hay más pasto —dijo sin convicción la tía.
—Pero hay mucho pasto en ese campo —replicó el niño—; no hay nada más que pasto allí. Tía, hay mucho pasto en ese campo.
—Tal vez sea mejor el pasto del otro campo —sugirió tontamente la tía.
—¿Por qué es mejor? —fue la inmediata e inevitable pregunta.
—¡Oh!, mira esas vacas —exclamó la tía. A lo largo de casi todo el trayecto se veían vacas o bueyes, pero la mujer hablaba como si estuviera señalando algo fuera de lo común.
—¿Por qué es mejor el pasto del otro campo? —insistió Cyril.
El fastidio comenzaba a insinuarse en el entrecejo del solterón. Un hombre duro y antipático, pensó la tía, para quien resultaba absolutamente imposible llegar a una decisión satisfactoria acerca del pasto del otro campo.
La menor de las niñas comenzó a recitar, para entretenerse, "En el camino de Mandalay". Sólo conocía el primer verso, pero obtuvo el mayor provecho posible de su limitado conocimiento. Repitió el mismo verso una y otra vez, con voz soñadora pero resuelta, y perfectamente audible, como si alguien hubiera apostado, pensó el solterón, a que ella no repetiría el verso dos mil veces seguidas sin parar. Quien fuera que haya hecho la apuesta probablemente la perdería.
—Vengan, que les voy a contar un cuento —dijo la tía, después que el solterón la miró a ella dos veces y una al timbre de alarma.
Los niños se acercaron con indiferencia al extremo del compartimento donde se encontraba la tía.
En voz baja y en un tono confidencial, interrumpida a intervalos frecuentes por las preguntas petulantes que sus oyentes formulaban en alta voz, comenzó un relato lamentablemente desprovisto de interés acerca de una niña que era buena, y que se había hecho amiga de todos debido a su bondad, y que fue finalmente salvada del ataque de un toro furioso por varias personas que la admiraban por su virtud.
—¿Si no hubiera sido buena no la habrían salvado? —preguntó la mayor de las niñas. Ésa era exactamente la pregunta que quería formular el solterón.
—Sí, claro —admitió débilmente la tía—, pero no creo que habrían corrido de esa manera si no la hubieran querido tanto.
Nunca escuché un cuento más estúpido —dijo la mayor de las niñas, con suma convicción.
—Tan estúpido que ya no presté atención después de la primera parte —dijo Cyril.
La menor de las niñas no hizo ningún comentario, pero hacía rato que había empezado a murmurar su verso favorito.
—Al parecer no tiene usted ningún éxito como cuentista —dijo de pronto el solterón desde el otro extremo.
La tía se encrespó al defenderse instantáneamente de este ataque inesperado.
—Es muy difícil contar cuentos que los niños puedan entender y a la vez apreciar —dijo poniéndose tiesa.
—No comparto su opinión —dijo el solterón.
—A lo mejor quiera usted contarles un cuento —replicó la tía.
—Cuéntenos un cuento —pidió la mayor de las niñas.
—Había una vez —comenzó el solterón—, una niña llamada Bertha, que era extraordinariamente buena.
El momentáneo interés que los niños habían demostrado comenzó a vacilar; todos los cuentos parecían espantosamente iguales, sea quien fuere que los contara.
—Era siempre obediente, no faltaba a la verdad, conservaba limpia su ropa, comía budines de leche como si fueran pastelitos rellenos de dulce, aprendía perfectamente sus lecciones y era bien educada.
—¿Era linda? —preguntó la mayor de las niñas.
—No tan linda como tú —dijo el solterón—, pero era horrorosamente buena.
En los niños hubo una reacción favorable; la palabra horrorosa referida a la bondad era una novedad recomendable por sí sola. Introducía un viso de verdad que estaba ausente en los cuentos de la vida infantil que refería la tía.
—Era tan buena —prosiguió el solterón— que su bondad le valió varias medallas que llevaba siempre prendidas al vestido. Una medalla en premio a la obediencia, otra a la puntualidad y una tercera por buena conducta. Eran medallas grandes de metal que tintineaban al rozarse cuando la niña caminaba. No había en ese pueblo ningún otro niño que tuviera tres medallas, de modo que todos daban por sentado que era una niña extraordinariamente buena.
—Horrorosamente buena —recordó Cyril.
—Todos hablaban de su bondad, y al príncipe de la comarca le llegaron noticias al respecto, y dijo que como era tan buena tendría autorización de pasearse una vez por semana en su parque, que quedaba en las afueras del pueblo. Era un parque muy hermoso, y en el cual nos se permitía entrar a los niños, de modo que era un gran honor para Bertha ser invitada al parque.
—¿Había ovejas en el parque? —preguntó Cyril.
—No —respondió el solterón—, no había ovejas.
—¿Por qué no había ovejas? —fue la inevitable pregunta que surgió de la contestación.
La tía se permitió una sonrisa, que casi podría describirse como una mueca burlona.
—No había ovejas en el parque —dijo el solterón—, porque la madre del príncipe soñó una vez que su hijo sería matado por una oveja, o que moriría aplastado por un reloj de pared. Por tal razón, el príncipe no tenía ovejas en el parque ni tampoco un reloj de pared en el palacio.
La tía ahogó un suspiro de admiración.
—¿Fue la oveja o el reloj lo que mató al príncipe? —preguntó Cyril.
—El príncipe aún vive, de ahí que no podamos saber si el sueño se cumplirá —dijo sin inmutarse el solterón—; de todas maneras, no había ovejas en el parque, pero eso sí, estaba lleno de lechones que corrían por todos lados.
—¿De qué color eran los lechones?
—Negros con cabezas blancas, blancos con pintas negras, enteramente negros, grises con manchas blancas y algunos completamente blancos.
El cuentista hizo una pausa para dar a la imaginación de los niños una idea cabal de los tesoros del parque; luego prosiguió:
—Bertha lamentaba que no hubiera flores en el parque. Había prometido a sus tías, con lágrimas en los ojos, que no arrancaría ninguna de las flores del amable príncipe, y como se había propuesto cumplir su promesa, se sintió, es claro, ridícula a ver que no había flores.
—¿Por qué no había flores?
—Porque se las habían comido los lechones —respondió enseguida el solterón—. Los jardineros explicaron al príncipe que no se podía tener flores y lechones a la vez. Decidió tener lechones.
Hubo un murmullo de aprobación por la excelente decisión del príncipe; tantas personas hubieran elegido la otra alternativa.

—Había en el parque muchas otras cosas igualmente encantadoras: estanques con peces dorados, azules y verdes, árboles con hermosas cotorras que decían frases inteligentes sin hacerse rogar, colibríes que susurraban todas las melodías populares de entonces. Bertha paseaba por el parque y sentía una inmensa felicidad, y pensó: "Si yo no fuera extraordinariamente buena no me hubieran permitido venir a este parque tan bello y disfrutar de todo lo que aquí se ve" y mientras caminaba sus tres medallas tintinearon al rozarse y le hicieron recordar cómo era de buena. En ese preciso instante comenzó a rondar por el parque un enorme lobo que andaba en busca de un lechón gordo para comérselo a la hora de cenar.
—¿De qué color era? —preguntaron los niños, cada vez más interesados.
—Del color del barro, con una lengua negra y los ojos de un gris claro que brillaban con indecible ferocidad. Lo primero que vio al entrar en el parque fue a Bertha; su delantal era tan inmaculadamente blanco que se podía distinguir a la distancia. Bertha vio al lobo y vio que el lobo avanzaba hacia donde ella se encontraba. Comenzó a lamentarse de que la hubieran invitado al parque. Corrió tan velozmente como pudo, y el lobo, dando grandes saltos, casi la alcanzó. Bertha logró llegar hasta donde había un grupo de arrayanes y se ocultó detrás del más tupido. El lobo comenzó a husmear entre las ramas, con su lengua negra colgándole de la boca y sus ojos gris claro brillando de furia. Bertha estaba terriblemente asustada, y pensó: "Si yo no hubiera sido tan extraordinariamente buena me encontraría a salvo, a estas horas, en el pueblo". Sin embargo, el perfume del arrayán era tan fuerte que el lobo no podía localizar dónde se escondía Bertha, y los arbustos eran tan tupidos que bien hubiera podido rondar en torno a ellos sin distinguir a la niña. Por lo cual decidió que era mejor atrapar un lechón. Bertha temblaba toda entera de tener al lobo rondando y husmeando tan cerca de ella, y al ponerse a temblar la medalla de la obediencia chocó con las de buena conducta y puntualidad. El lobo se disponía a alejarse cuando oyó el ruido de las medallas que tintineaban, y se detuvo a escuchar; el tintineo volvió a repetirse desde un arbusto muy cercano de donde se encontraba. Se lazó sobre el arbusto, con sus ojos gris claro que brillaban de ferocidad y de satisfacción, y arrastró a Bertha de sus escondite y la devoró hasta el último bocado. Todo lo que quedó de Bertha fueron sus zapatos, restos de ropa y las tres medallas de la bondad.
—¿Murió alguno de los lechones?
—No, escaparon todos.
—El cuento empezó mal —dijo la menor de las niñas—, pero tiene un final muy hermoso.
—Es el cuento más hermoso que haya escuchado jamás —dijo la mayor de las niñas, con suma decisión.
—Es el único cuento hermoso que haya escuchado jamás —dijo Cyril.
La tía manifestó su disentimiento.
—¡Un cuento absolutamente inadecuado para los niños! Usted ha destruido el efecto de años de cuidadosas enseñanzas.
—De todas maneras —dijo el solterón recogiendo su equipaje y disponiéndose a dejar el compartimiento—, los mantuve tranquilos durante diez minutos, algo que usted no fue capaz de hacer.

—¡Qué mujer desdichada! —pensó mientras caminaba por el andén de la estación Templecombe—; durante los próximos seis años estos niños habrán de atosigarla en público pidiéndole un cuento inadecuado.

(1) Relato extraído del libro El tigre de la señora Packletide y otros cuentos (Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1989. Colección Biblioteca Básica Universal, N° 4), de Saki. Estudio preliminar, traducción y selección de Eduardo Paz Leston.